martes, 16 de agosto de 2016

Sima del Ramblazo-Cueva del Agua


   Participantes: Yolanda, David, Miguel y José Manuel.
   Día: despejado y muy caluroso.
   Relato: Miguel.

  

En esta ocasión, teníamos la intención de hacer la travesía de Hundidero-Gato, pero debido a que no conseguimos el permiso por estar el cupo lleno en las fechas solicitadas, tuvimos que cambiar de planes y buscar una alternativa por la zona al haber hecho ya una reserva de alojamiento en unas casas rurales en Montejaque.

Se barajaron algunas simas de la zona, entre ellas, alguna de Pozuelo, y nos acordamos del complejo de Motillas-Ramblazo, que aun no estando cerca de donde nos alojábamos, nos atraía mucho la idea.

Finalmente decidimos hacer la travesía Ramblazo-Cueva del Agua, que nos merecía la pena conocer y que además a José Manuel, un boquerón de Málaga, que ya conocía parte del complejo, le resultaba estupendo poder volver después de muchos años a Ramblazo, lo que fue en su día para él, su cuna espeleológica.

El 16 de Agosto, salimos temprano hacia Ramblazo desde Montejaque.  Nos costó llegar a la zona más de dos horas; ya que, al margen de la distancia, la pista que nos llevaba al Sumidero del Ramblazo estaba en muy mal estado, teniendo en cuenta que no llevábamos un todo terreno. Las lluvias de primavera, según nos enteramos más tarde, fueron muy abundantes, por lo cual la pista estaba en esas condiciones.

Se llega a una zona llana donde dejamos la furgo de David y después de cambiarnos y colocarnos los equipos, nos dirigimos hacia el cauce, en esta época seco, del arroyo que sume sus aguas en el Sumidero del Ramblazo.
Preparándonos para el combate

Del coche a la boca no hay ni cinco minutos
Boca del Sumidero del Ramblazo

Un pozo de 4m con una cuerda fija es la boca de entrada. Nada más bajar, comienza un meandro sinuoso, muy lavado y en algunas zonas estrecho, con marmitas en el suelo que va desfondando en una serie de pozos de diferentes profundidades (P4,P17,P30,P7+P9...).
Yolanda justo en la entrada
Jose a punto de bajar un resalte que parece el coño de la Bernarda
David bajando el P17
Otra vez David, esta vez en el P30

Los pozos cortos estaban montados con cuerda fija, salvo los más largos como el P17 y el P30 y también, aunque no lo refleja la topo de Isidoro Ortiz, el P9,  que resultó ser un P16, P7+P9, que tampoco tenía cuerda, y que al colocar nosotros una en doble que llevábamos de 31m, se me quedó más de un metro corta, lo que me obligó a tirarme, literalmente, al suelo de pie, con el consiguiente resbalón y un efecto goma en la cuerda que hizo que la punta de la cuerda subiera disparada los 9m que tenía ese tramo de pozo y acariciara la nariz a mi compañero Joselillo.
Dos pozos seguidos de 7 y 9 metros

Decidimos colocar otra cuerda en doble que llegara hasta abajo para evitar emociones fuertes y además poder recogerlas sin problemas.

Continuamos por el meandro y bajamos los dos pozos que nos quedaban para llegar a un paso donde encontramos una pasamanos con unos cancamos en la pared para los pies, que nos lleva hasta el principio de las galerías horizontales que van en dirección a Parralejo.

Avanzamos por esta galería, en un principio cómoda, que va disminuyendo su altura y convirtiéndose en un laminador, que nos conduce a varias gateras, la primera y más estrecha, el Paso de la Pala, el cual,  en épocas de lluvia se puede sifonar. A pesar de ser bastante estrecho, lo atravesamos sin mayor problema. Seguidamente pasamos por otras dos gateras que tampoco tienen mayor dificultad.
Laminador hacia el Paso de la Pala
David superando el Paso de la Pala

Jose, que se tuvo que quitar hasta el casco para pasar la estrechez (que está un poco más adentro) del Paso de la Pala

Malditas gateras


Siguiendo la galería encontramos un pasamanos montado a mano izquierda, que termina en un resalte donde hay una cuerda con nudos para descender varios metros, es la parte alta de la Sala de la Encrucijada donde descendemos por la izquierda hasta que encontramos en el techo un buzón.
Uno de los pasamanos, en este caso, desfondado

Un buzón em mitad de la cueva ¿Cómo sabían que iban carteros en esta ocasión?

Pasamanos

En este punto se dividen las galerías, si seguimos de frente iríamos hacia la salida de Parralejo y hacia Motillas, pero si sigues descendiendo hay que buscar una galería que primero subimos por una especie de rampa resbaladiza con la ayuda de una cuerda que hay montada, dejando anteriormente otra galería a la izquierda que va a dar a un pozo de unos ocho o diez metros, en el que no hay cuerda y por donde no hay que bajar.

Una vez que hemos subido la rampa, buscamos una galería con algunas marmitas que atravesamos por un pasamanos en fijo y después un P7 seguido de otro corto P4 montado en fijo, se continua por unos pasamanos ascendentes que bordean una sala para evitar un desfondamiento, por la pared derecha que termina con una cuerda descendente que nos lleva a una cómoda galería de arena.

Al final de esta galería encontramos montado en la pared izquierda un largo pasamanos (el estado de la cuerda no es nada bueno en algunos tramos), que termina en un pozo de 9m y que nos baja a la llamada Sala Don José.
Pasamanos expuesto y pozo a continuación

 Buscamos a la izquierda un laminador de arena donde el primer tramo es estrecho y después se va abriendo y subiendo en rampa hasta encajarse en un meandro donde encontramos un P4 montado con cuerda, siguiendo por este meandro vamos descendiendo y atravesando algunas  marmitas con algo de agua hasta, primero otro P4 y después un P10 que no bajamos hasta el fondo. Se llega a una cornisa y se sigue la cuerda que hay montada descendiendo otro tramo a la derecha.

Siguiendo por este meandro hay que bajar un P4  que  nos deposita en un pasamanos aéreo  con cable para los pies, que hay montado según bajamos  a mano izquierda, que atraviesa el Lago del Tiburón.
Pasamanos aéreo para sortear el Lago del Tiburón



Al final del pasamanos encontramos una galería en forma de tubo  que seguidamente da a una rampa descendente con cuerda fija que lleva a la zona semiactiva de la Cueva del Agua.

En este sitio hay que seguir por la  derecha según bajamos mirando a la cuerda o a la pared, ya que hacia la izquierda se puede ver como la galería está inundada y nos llevaría, como pudimos después comprobar, a un sifón sin continuación. 
Un alto en el camino

Comprobando la situación

En este punto decidimos colocarnos los neoprenos para poder continuar, ya que enseguida hay que meterse al agua, primero por alguna marmita profunda y después un lago de unos 50 metros de largo en el que hay que nadar….. continuamos por esa galería atravesando una zona donde se encaja el río y siguiendo por ella se termina convirtiendo en una diaclasa, que nos obliga a trepar hasta la parte alta de unos bloques que hay encajados y donde han montado un trozo de cuerda para descender la grieta de unos 10m aprox. y donde no llega la cuerda hasta el final.

En este sitio surgieron las dudas si íbamos bien por aquí, ya que lo topo de Isidoro Ortiz que llevábamos no marcaba muy claramente que más adelante había un sifón  que se podía pasar y que continuaba hacia la salida.

Bajé al pie de la galería en la que se podían ver unos tubos de extracción de agua, con toda la galería en sus laterales llenos de grandes depósitos de barro, me dio la sensación de que estaba ante un sifón terminal cuando llegué al final de la galería en la que había un charco y un montón de barro, gris con materia vegetal descompuesta , donde no se veía continuación.

Estuve comprobando los recovecos y no encontré tampoco nada, por lo que volví con mis compañeros y les comenté que era un sifón y que no seguía por allí. Esta circunstancia hizo que volviéramos lo andado y nadado y buscáramos alguna alternativa, la cual después de comprobar la otra parte de la galería inundada subir por aquí y por allá y dejarnos unas cuantas horas, llegamos a la conclusión de que no podía ser por otro sitio más que por el primero de los sifones.

La información que llevábamos se había desecho en las sacas y solo nos quedaba la topo de Isidoro Ortiz que iba dentro de una bolsa de plástico con cierre.
Luz al final del túnel

Polilla muerta a la que le habían crecido ramificaciones

Decidimos volver de nuevo por la galería que nos llevaba al primer sifón y que yo descarté y comprobar si encontrábamos alguna continuación, efectivamente al meterse Joselillo  en el sifón putrefacto lleno de lodo descompuesto y con un olor desagradable pudo comprobar desde ese sitio que continuaba la galería por un bajo laminador que da paso a una larga rampa ascendente de arena que nos llevaba al P15 que si estaba claro en la topo.
Como pudimos comprobar unos días después, con la topografía del grupo Ges-Escarpe, se trataba del Sifón de las Anguilas.

Con la gran motivación que te entra al saber que vas por el buen camino hacia la salida, continuamos los aprox. 300 metros que nos quedaban, primero atravesando el Pozo Gers en el que los anclajes no daban mucha seguridad, una cuerda en pasamanos en la pared y unos Cancamos clavados para ir poniendo los pies y atravesar por la parte alta del impresionante pozo con el fondo lleno de agua, hasta un tubo descendente donde encontramos seguido, otro pocete con cuerda fija que nos deposita en un lago sifonable.

Subimos una rampa de arena hasta llegar a otro lago sifonable que no nos da ningún problema, se continua por esta galería y después de atravesar dos lagos cortos que no cubrían, llegamos a la salida de la Cueva del Agua.

Salimos bastante tarde y de noche con lo cual fue complicado encontrar el camino de vuelta a la furgo, gracias al GPS de José Manuel conseguimos después de dar un gran rodeo y varias horas andando llegar al sitio donde la habíamos dejado.
Nos quitamos todo el equipo y solo nos quedaba llegar a la carretera por la criminal pista y camino a Montejaque.



Los videos resumen en los siguientes enlaces:


https://youtu.be/YBHgkwQQWYc  Video de Miguel
https://youtu.be/gvWzlkm36dw   Video de David